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domingo, 4 de noviembre de 2012

Las ayudas a emprendedores bajan pese a las promesas electorales


Alberto Núñez Feijóo, el presidente de la Xunta en funciones, pujó por el autoempleo en su programa electoral de 2009, y revalidó la apuesta en los pasados comicios. Una idea que reverberó en el Gobierno central y que se materializaría con una Ley de Emprendedores de la que todavía no hay ni rastro. Una voluntad que contradice el dictamen de los números.
Pero no se trata solo de una cuestión de dinero. Para Roberto Bande, profesor de la USC que investiga sobre las relaciones entre inversión y desempleo, el cambio debería empezar por la mentalidad. “En España, el fracaso en el emprendimiento es una especie de estigma social que se arrastra durante mucho tiempo”. Contra ello, reivindica pedagogía social, pero sobre todo políticas públicas “que modifiquen las leyes de suspensión de pagos y quiebra”. De hecho, defiende que “los grandes éxitos de autoempleo llegan después de los dos o tres fracasos, de lo que se aprende de ellos”. Manoel Anxo García, de la CIG, considera que el emprendimiento es “un fraude político que esconde el ‘sálvese quien pueda”, a través del cual el Estado se desentiende de las necesidades sociales.
Por su parte, la profesora de Economía Financiera y Contabilidad Loreto Fernández expone que los datos del nacimiento de nuevas empresas deben compararse con sus índices de mortandad. Quizás la estrategia “de moda”, y que ha dado “buenos réditos políticos” a algunas formaciones, puso énfasis en la fase de creación de empleo, escatimando en la consolidación de las ideas.