El de banquero es el único oficio en que puedes cobrar una millonada por fracasar profesionalmente y llevar a tu empresa a la quiebra. Es como si un cirujano cobrase más cuando se le mueren los pacientes, o un arquitecto cuando se le caen los edificios. El mundo al revés.
Los más ingenuos podían creer que eso eran cosas que solo pasaban fuera, pero lo que hemos conocido estas semanas acerca de los sueldos, indemnizaciones, pensiones y otros privilegios de los altos directivos de algunas cajas deja muy claro que aquí también cocemos de estas habas, y en cantidad.
Las cajas, como institución financiera, no han sido un fracaso. Ahí están Ibercaja, las cajas vascas y otras para demostrar que gestionadas de forma profesional y honesta son un instrumento eficiente y muy valioso para los territorios en que operan. El camino no es dar un paso adelante, privatizándolas, sino un paso atrás: volver a lo que nunca debieron dejar de ser
jueves, 17 de noviembre de 2011
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